Uno de los fenómenos que impiden esa construcción de un estado nación es la negación de lo que somos, ya que vivimos de las apariencias, de las formas, del ocultamiento de nuestras raíces; las que son añoradas “tardíamente” cuando ya hemos migrado, o cuando escuchamos música popular, o participamos en ciertas prácticas sociales, para construir una identidad nacional donde desconocemos nuestros propios orígenes, como cuando evidenciamos el rechazo hacia los demás denominándolos “longos”, “montubios”, “cholos”, “runas”, “negros”, “colorados”, “morenos”, “indios”, “monos”... (Ulloa, 2010), en mi forma de ver este conflicto se debe a que no aceptamos que somos iguales y se crea una conducta europea donde se hace de menos a los que menos tienen o si no son como nosotros esperamos que ser ecuatoriano es una cosa y que lo vean como tal, es otra de tal manera podemos ver que habrá 2 concepciones de identidad nacional: una cultural y otra cívico-patriótica.
En la identidad cultural de la morlaquía está la tradición
gastronómica del mote, variante tonal-dialectal con que hablan el español, su
gusto arquitectónico para construir sus viviendas entejadas, su modo de vestir
con ‘macanas’ las mujeres.
Las identidades cívico-patrióticas son paraguas fabricados con
leyes y decretos que se convierten en identidades simbólicas, en cambio, son
gestadas por intereses extra culturales, derivados de disposiciones y de
intereses variados. (Telégrafo, 2014)
No hay comentarios:
Publicar un comentario